domingo, 17 de julio de 2011

Mi infancia en la finca de mi taita por Diego Silvestre González (Venezuela, 1954)

   Debajo de las hojas se sentía cómoda la morrocoya Matea, nombre que le dio mi madre al reptil que llevó muy chiquito papá cuando yo apenas contaba 7 años, ella se desplazaba con una parsimonia y mamá decía cuando me mandaba a hacer algún mandado: “Mateo apúrate, cómprame rapidito lo que te exigí que va a llegar tu taita y aún no está listo el almuerzo, corre que Matea te alcanza muchacho él carrizo, eres más lento que ella.

    Como siempre yo me distraía mucho, si encontraba a Juan y José jugando metras, me ponía a jugar con ellos hasta que oía nuevamente el grito de mamá, “Mateo es para hoy, cuando llegues te voy a dar unos alpargatazos pa’ que me hagas caso y no te quedes jugando pichas”

    Mi infancia en la finca de papá fue muy sana y divertida, estudiaba en una escuela rural donde estaban todos los que vivían en ese caserío, la maestra instruía a los de primero, segundo y tercer grado, ¡a todos juntos!, ella era muy buena y bonita, todo lo aprendíamos al aire libre, cada quien llevaba su comida, se pasaba el día en su casa y alrededores, la quebrada era una delicia, agua fresca y abundantes peces que se sacaban con una nasa , la profe tenía un pequeño conuco donde aprendimos a sembrar papa, yuca, zanahoria, cilantro. Tenía un gallinero con doce gallinas y un gallo, dábamos de comer a las gallinas, recogíamos los huevos y después de realizar todo el trabajo, nos sentábamos en unos bancos alrededor de una gran mesa a estudiar.

    Marta, se llamaba la maestra, nos contaba historias de aparecidos, las cuales llamaba leyendas, nos decía: “las leyendas no son realidad, son relatos fantásticos”; claro está, en nuestras mentes infantiles la realidad y la fantasía iban agarradas de la mano, no había una frontera, todo para nosotros era real.

    Un día nos contó la leyenda de la llorona, dijo: “ la llorona era una mujer vestida de blanco, aparecía todas las noches, daba unos gemidos muy fuertes, parece ser que fue una mujer que ahogó a su hijo y como castigo del cielo, debía penar llorando con el niño en brazos”.

    Después de narrarnos esta leyenda, todos nos pusimos a comentar, José dijo,” yo la he oído pero pensaba que era una loca que vive cerca de mi casa”, Juan comento: “a mi papá le salió en estas noches que llegó tarde con unos tragos encima”, María dijo: “yo no creo en esas cosas, mamá dice que esos son cuentos para que la gente no salga en las noches y para que los niños se comporten bien”.

   Esa tarde todos nos fuimos a nuestras casas con la idea en la mente de la existencia o no de la llorona, le conté a mamá la historia y me dijo:”esos son cuentos de camino, hay muchos, tu abuelo me contó algunos cuando estaba de tu edad”

- Una noche estrellada, nos contó una leyenda llanera llamada la bola de fuego, ¿quieres que te la cuente?

- Si mamá, así mañana se la cuento a mis compañeros y a la maestra.

- Bueno hijo, cuentan que una mujer celosa mató a su esposo porque estaba engañándola con otra, luego, lo enterró en la sabana en presencia de sus dos hijos, la gente preguntaba por su esposo y ella decía que los había abandonado y se fue con la otra a tierras lejanas; el tiempo pasó y aunque tenía muchos pretendientes, nunca llegó a aceptar a ninguno, cuando su hijo mayor llegó a la adolescencia, viéndolo buenmozo y de buen porte, se puso a vivir con él, la gente del pueblo decía que era una pecadora, ella no les hacía caso.

   Al llegar el hijo menor a la adolescencia ella noto que era más atractivo y elegante que el mayor y le propuso también que viviera con ella, como el no accedió, al quedarse dormido lo mato diciendo “si no eres mío, no serás de otra”. Al morir la viuda e ir a rendir cuentas con el creador, viendo este los pecados que había cometido le impuso como castigo penar por la sabana en forma de bola de fuego.

- Mamá Rosa, pero esos son cuentos de camino o en realidad sucedió eso.

- No hijo, esas son leyendas, son historias contadas de generación en generación, tu abuelo me la contó y yo te la cuento.

- Me gustó mucho, mañana se la contaré a los muchachos y a la maestra.

- Que bueno hijo, así enriquecerán su aprendizaje.

   Al día siguiente la maestra nos dio clase de matemáticas, fue sumamente divertida pues jugamos a la tiendita, compramos con dinero que eran los recortes de billetes y monedas de unos afiches que le regalaron a ella los señores de un banco, hicimos compras y ventas de huevos, papa, zanahoria, maíz arroz, pesamos las gallinas en una balanza que tenia la maestra, medimos con una cinta métrica la estatura nuestra, el tamaño de la mesa, la cerca que rodeaba el jardín, en realidad nuestra enseñanza fue muy rica y divertida, después de la clase les conté la leyenda de la bola de fuego que me contó la noche anterior mamá, todos me aplaudieron y la maestra me felicitó, son muy gratos los recuerdos que tengo de esos hermosos días y lo que aprendí nunca lo olvidé y ahora se lo enseño a mis dos hijos.

   Hoy día cuando regreso a la finca de papá a visitarlos con mis hijos y mi esposa, vienen a mis recuerdos esos hermosos días y Matea aún se pasea con su parsimonia.

Diego Silvestre González (Venezuela, 1954)

El Sol y la Nube por Cynthia Nery Figueroa (Honduras, 1953)

    El Sol y la Nube, son fenómenos de la naturaleza, creados por Dios.
    Un día sucedió que las plantas, los animales y el hombre se estaban muriendo de calor, los riachuelos y todas las fuentes de agua se estaban secando. Todo parecía muy triste, solo el Sol muy brillante y con sus cachetes colorados, desde el amanecer hasta el atardecer.
    Pero todo estaba tan caliente que solo se escuchaban lamentaciones, las plantas marchitas y otras muertas, las aves y otros animales desapareciendo, los ríos, lagos, lagunas y mares, secándose y los humanos, muriéndose de calor, hambre y sed.
    Las aves muy tristes volaban y volaban en busca de frescura, en busca de un nuevo hábitat, pero todo era inútil, pero de pronto hubo una esperanza, se encontraron con una nube y le contaron lo que estaba sucediendo, la nube muy preocupada les dijo: Regresen, yo les acompaño y hablare con el Sol, el es mi amigo. Así fue, cuando el Sol miró a la Nube, se alegró mucho y le dijo: ¡Hola mi querida amiga! ¿A qué se debe el honor de tu visita? ¡Es un placer recibirte!
    La Nube le respondió:
   -No es una visita de cortesía, amigo. Estoy muy triste porque todos mis amigos se están muriendo y tú sin hacer nada para evitarlo.
   - Lo siento amiga –respondió el Sol, en verdad no puedo hacer nada, tú sabes, que yo soy un fenómeno natural, creado por Dios, para dar luz y calor al Universo, pero las personas no entienden que mis rayos son muy fuertes, que no puedo detenerlos solo; mira a tu alrededor, no hay un árbol, no hay una planta, han sido talados y quemados por la mano criminal del hombre. Las aves han emigrado porque no encuentran donde hacer sus nidos, al igual que los demás animales, como: la iguana, el armadillo, la guatusa, el Venado cola Blanca y otros, están desapareciendo porque nadie los protege.
  - Sol! - respondió la nube - ¡Y entonces que haré yo cuando me toque regar! ¡Seguro que habrán inundaciones, crecidas de los ríos porque mis aguas no encontrarán donde detenerse! Digámosle a los niños que los seres humanos no sigan cortando los árboles, que no dañen las plantas, que no tiren basura en las calles, ¡ni en el patio de la escuela!, porque aparte de mirarse muy feo, esto no permite la humedad de la Tierra y es por eso que el agua se resbala. ¡Evitemos la contaminación, cuidando el medio ambiente!
   - Así será querida amiga – respondió el Sol – Haremos lo posible para que no le sigan haciendo daño a nuestro planeta, sabemos que solo los humanos pueden evitar los desastres naturales, pero nosotros seguiremos alimentando gradualmente a la Tierra, cada quien en el tiempo que le corresponde, un rato tú, un rato yo y así nadie morirá de calor.
   Hoy en día, muchos amiguitos dicen ver al Sol y la Nube sonreir cuando juegan y conversan en el patio de sus escuelas y nadie tira basura en el piso.

Cynthia Nery Figueroa (Honduras, 1953)

HONDURAS Y VENEZUELA SE MECEN UNIDAS EN LA HAMAKA LITERARIA Y RINDEN HOMENAJE A LOS CHAMOS Y CHAMAS EN SU DIA.






Caracas (17.07.2011). Dos países hermanos se mecen por primera vez en nuestra Hamaka Literaria a través de la pluma de Cynthia (Honduras) y Diego (Venezuela), dos docentes latinoamericanos contemporáneos y talentosos que aun si conocerse personalmente, se dan la mano con sus cuentos infantiles para rendir un homenaje a la infancia de sus países y del mundo.



    Antes de disfrutar sus obras, conozcamos un poco de sus vidas, contada por ellos mismos:



Cynthia con su hija
Cynthia Nery Figueroa (Honduras, 1953)

    Nací en una pequeña aldea, en el municipio de Manto, Departamento de Olancho, Honduras, un 26 de mayo de l953. Hija de la profesora Adela Figueroa Ruiz. Crecí al lado de mi abuela, en el campo, rodeada de mucha naturaleza, árboles, bosques, animales, ríos y mucha vegetación; fue un tiempo increíble.

    A los dieciséis años me trasladé para la capital, allí vivía mi madre, para entonces, ella estudiaba en la Universidad. Luego de terminar mi primaria, decidí ingresar al convento de las hermanas Franciscanas, ingresé al noviciado y tomé votos religiosos, realicé estudios de religión y en Pedagogía, luego mi salud se vio quebrantada y tuve que abandonar el convento, entonces, vivía en San Salvador. Regresé a mi país, continué estudiando, ingresé al mundo laboral de la Educación. Contraje matrimonio con José Arturo Raudales, procreamos una hija: Cintya Briseyda Raudales Figueroa, hoy, mi orgullo.

    Actualmente laboro en una escuela oficial en el municipio de La Lima, Departamento de Cortes, con niños de 8 y 9 años, me siento contenta porque hago lo que me gusta.





Diego Silvestre González (Venezuela, 1954)


Diego compartiendo sus poemas
    Nací en Caracas el 31 de diciembre de 1954 en la Maternidad Concepción Palacios, realicé mis estudios Primarios en la Escuela “Jesús María Páez” en Cotiza, San José, los Secundarios en El Colegio Padre Díaz en Duaca, estado Lara, los Universitarios en El IUT Región Capital y en la UCV.

    Soy Técnico Superior Universitario en Instrumentación y Control, además de ser Licenciado en Educación mención Tecnología Educativa. Comencé a escribir estando en tercer año de Bachillerato después de leer Cantaclaro de Rómulo Gallegos. Realicé varios talleres de música en la Fundación Bigott. En el año 2008 obtuve el segundo lugar en el Segundo Concurso de Narrativa “Senderos que se Bifurcan” con el cuento Animalandia, en el año 2009 obtuve el tercer lugar en el Tercer Concurso Nacional de Literatura “Los Senderos que se Bifurcan” con la obra titulada El brujo de las caries. He participado como poeta en Festivales Mundiales de Poesía.

    Actualmente laboro en una Escuela Nacional y canto en varias organizaciones corales.


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________CAM/cam.
Hamaka Literaria